Kristina Lilley  Su lucha contra el cáncer de cuello uterino

La reconocida y talentosa actriz colombiana visitó la Pontificia Universidad Javeriana Cali, en el marco de un conversatorio sobre el cáncer de cuello uterino, organizado por los estudiantes del curso de Comunicación y Salud de primer semestre, de la carrera de Medicina. En la Web Mujer Coomeva hablamos con ella.


¿Cómo se dio cuenta de que padecía cáncer de cuello uterino?
Me di cuenta porque me hice la citología. La había pospuesto por más de un año, algo que no estuvo bien pues tengo antecedentes de cáncer en mi familia. Cuando al fin me fui, mi ginecóloga advirtió que algo no andaba bien; me hizo otro tipo de examen y se comprobó que tenía cáncer de cuello uterino. Al ver los resultados mi ginecóloga me dijo que lo mejor era operarme y sacarme el útero. Fue un proceso muy duro y doloroso, tanto en lo físico como en lo emocional.

¿Qué sintió usted al conocer el diagnóstico?
Pánico. Muchísimo miedo. Lloré. Hice pataleta. Me preguntaba “por qué a mí”. Pensaba en mis hijas. Luego me calmé, puse en orden mis ideas. Le conté a mi familia y a mis amigos más cercanos. A pesar de la situación, de la tensión, seguí trabajando hasta el día de la operación y eso me ayudó mucho.

¿Qué vino después de la cirugía?
Después de la intervención me di cuenta de que yo era vulnerable, que era frágil, que era finita. Caí en cuenta lo errada que estaba al pensar que por ser Kristina Lilley no me iba pasar nada, pero me pasó como le puede pasar a cualquiera.

Me dije que tenía que hacer algo con esto. Lo que me estaba pasando era un aprendizaje y yo tenía que llevar el mensaje. Y precisamente mi mensaje para todas las mujeres es que sean juiciosas y se hagan la citología; son tres minutos de incomodidad y toda una vida de tranquilidad. Después de tanta pereza que le tenía al examen hoy en día doy gracias de que exista, pues salvó mi vida.

También les recomiendo solicitar el examen para detectar el Virus del Papiloma Humano. Es un procedimiento que vale la pena realizarse.

¿Cuál debe ser el papel de nuestra pareja?
Como mujeres tenemos el compromiso realizarnos la citología cada año;  pero  nuestras parejas también tienen la responsabilidad de ser partícipes en este proceso, de estar pendientes de si ya nos hicimos el examen o no y de acompañarnos si es necesario.

¿Por qué cree que las mujeres descuidamos tanto nuestra salud, pero sí vivimos pendientes de cuidar la salud de otros?
 
En el  caso específico de la citología creo que el problema es de pereza, de fastidio por tener que pasar por esa incomodidad. Pero las mujeres debemos tomar conciencia de que si nosotras no estamos bien, nuestra familia tampoco lo estará. Las primeras que debemos estar bien, perfectas, saludables, somos nosotras. Tenemos que cambiar esa actitud tan negativa de “primero están los demás”. “primero los otros que yo”, que seguramente no va a llevar a algo bueno.

¿Cuál puede ser el lado positivo de una situación como esta?
Cuando pasan estas cosas, la pareja y la familia se dan cuentan de que nosotras también podemos enfermar y llegar a faltar, esa toma de conciencia es buena.
Otro aspecto positivo es que caemos en cuenta y aceptamos que también somos frágiles, vulnerables y hasta finitas. Llegamos a comprender que somos humanas pero no súper mujeres; que somos valientes, fuertes pero no  invencibles.

¿Cuál fue su actitud al enfrentar todo el proceso de lucha contra su cáncer?
Esto se tiene que afrontar con tranquilidad porque el cáncer diagnosticado en sus primeras etapas tiene cura, se puede manejar. Se enfrenta llorando, con su familia, riéndose si se tiene que reír, pues debemos aprender a reírnos de nosotros mismos, de las circunstancias más difíciles de la vida. Hay que seguir adelante y, especialmente, no sentirnos víctimas ni permitir que nos vean así.

¿En quién o en qué encontró su principal apoyo?
Encontré apoyo en mis hijas, en mis mascotas, en mi mejor amigo, en mi ginecóloga y en mí misma. También me apoyé mucho en Dios, pues uno recurre a él en los momentos más difíciles.

Se dice que el cáncer tiene un trasfondo que va más allá de lo físico y lo biológico. ¿Está de acuerdo con ello?
Sí. Dicen que energéticamente las rabias acumuladas se reflejan en enfermedades como el cáncer. Yo les aconsejo a las mujeres que hagan los procesos que deban hacer; dejen a un lado las rabias y entiéndalas como un medio escondido; perdonen y, sobre todo, perdónense.

¿Entonces también es muy importante fortalecernos espiritualmente para enfrentar el cáncer?
 
En lo particular, yo cuidé más mi parte espiritual; me acerqué más a Dios y medité mucho. Considero que cada persona debe buscar su propia espiritualidad. Debemos aprender a escuchar a nuestro corazón y él nos va a indicar qué es lo que necesitamos. Eso nos va a hacer crecer.
 
Otra cosa que necesitamos es apoyo psicológico porque no es nada fácil enfrentar y entender este proceso.

¿Qué lección de vida le dejó este proceso?
Cuando se enfrenta una situación de estas, se deben tomar las riendas y hacer lo que se debe hacer; tomar decisiones con tranquilidad; aceptar lo que pasa porque ya no se puede cambiar;  no preguntarse tantos “por qué me pasa esto” sino “para qué”.
La lección que aprendí es que nuestra fortaleza de espíritu y de corazón es más grande de lo que pensamos y debemos aceptarla, acogerla y disfrutarla.

¿Qué fue lo más duro durante ese proceso?
El mes antes de la cirugía fue muy difícil por la misma fragilidad que sentía, por el desgane, por el miedo. Desde el punto de vista físico, el cansancio que sentía era aterrador; además perdí mucho peso y me veía muy delgada. Los que no sabían lo que me pasaba se daban cuenta de estos cambios y me preguntaban qué me pasaba. Enfrentar todo eso, sobre todo el miedo, fue muy difícil.

¿Y lo más bonito?
Redescubrirme. Aceptar mi fragilidad, mi vulnerabilidad. Entender que el cáncer es uno de los maestros más fuertes que hay. Aprender a recibir abrazos y a pedirlos. Ahora miro hacia atrás y veo lo difícil pero a la vez lo bonito que fue pasar por todo eso.

¿Cuál es su mensaje a las Mujeres Coomeva?
El cáncer es una enfermedad que existe y que puede atacar a cualquiera. Es inútil negar esa realidad. Sin embargo, está en nuestras manos evitar que sus efectos sean tan devastadores. Al respecto se han hecho muchas investigaciones; la ciencia, la medicina han avanzado muchísimo y en la actualidad existen muchas maneras de detectarlo a tiempo y tratarlo efectivamente.

Yo les recomiendo que aprovechemos todos los recursos que se tienen y que seamos conscientes de que nosotras, las mujeres, somos más fuertes de lo que creemos y podemos enfrentar muchas cosas, inclusive el cáncer.

Foto tomada de: http://www.mundonets.com/images/traicionera/kristina-lilley.jpg

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