En abril de 1999 un grupo de guerrilleros del ELN secuestró un avión de la aerolínea Avianca que cubría la ruta Bucaramanga - Bogotá. Desembarcó a los 37 pasajeros y a los cinco tripulantes en una pista de una finca de narcotraficantes en la localidad de Simití, al sur del departamento de Bolívar.
En ese avión iba “la Nena”, una joven de 16 años, estudiante de segundo semestre de Ecología de la Universidad Javeriana. Regresaba a Bogotá luego de visitar en Bucaramanga a Gloria, su madre, y a su abuela que estaba enferma y a punto de una cirugía.
El grupo guerrillero dijo que había sido un secuestro “político” para presionar al Gobierno para que autorizara una zona de distensión cerca a esa localidad, donde se adelantaría el proceso de paz con esa guerrilla. Sin embargo, después se destapó que fue por dinero.
El 13 de abril el ELN liberó a los primeros pasajeros, pero allí no estuvo la Nena. Las primeras noticias de ella las tuvo Gloria a través de una carta que le entregó la Cruz Roja más de tres semanas después del secuestro.
La Nena junto con los demás pasajeros del avión caminó por trochas, montañas y ríos durante varios días.
Admiró el paisaje colombiano como estrategia para calmar la ansiedad y la desesperación que causa la retención y la incertidumbre.
Estuvo en campamentos, comió lo que se podía;vivió con los guerrilleros y sintió la guerra de frente.
El 7 de mayo hubo otra liberación: Los tripulantes. El 25 de mayo Gloria recibió otra carta de la nena. Le admiraba su tenacidad, su capacidad de hablar en la televisión y su voz en radio. Gloria le enviaba mensajes diarios por la emisora de la Universidad Industrial de Santander que facilitó sus espacios a los familiares de los secuestrados del avión.
Después de mayo Gloria vivió 11 meses de silencio sin saber de su hija. La Nena había escrito cinco cartas más que nunca le entregaron. Como en la realidad del secuestro, cualquier secuestrado puede perder la vida en cualquier momento, ese día llegó. Al principio de junio entregaron muerto a uno de los ocupantes del avión. La desesperación y la impotencia se adueñaron aún más de Gloria y de los demás familiares. A esas alturas ya todas las familias que compartían el secuestro de sus familiares eran muy cercanas.
Por esos días fue la primera vez que la Nena lloró en cautiverio y suplicó a los guerrilleros por su liberación. El 18 de junio liberaron a ocho secuestrados más del otro grupo, pues los habían dividido. Fue triste para Gloria, más aún cuando supo de la muerte del periodista Jaime Garzón.
Al llegar diciembre esperaban la liberación pero no sucedió. La Nena empezó a interactuar más con sus secuestradores y se dio cuenta que los guerrilleros eran unos jóvenes que no pasaban de 25 años. Habían ingresado a la guerrilla por hambre, desilusión, expectativas, pero en común tenían falta de afecto, por eso eran toscos, bruscos y agresivos.
Al sentir que su liberación no sucedía pronto decidió hacerse la promesa de cuidarse para regresar bien. Así lo manifestó en una carta de 54 páginas que escribió a su mamá y que Gloria pudo ver tiempo después.
La nena cumplió sus 17 años en cautiverio, en febrero de 2000. Luego de 18 meses de secuestro, el 13 de octubre de ese año, la Nena fue liberada. Era una de los cuatro retenidos del avión de Avianca que quedaban en poder del ELN. La Nena dice haber entendido en su secuestro lo que es realmente la miseria en la que viven muchas personas, que en Colombia somos indolentes y desmemoriados, que miramos solo un lado de las cosas y no nos preocupamos por entender las otras posiciones.
Gloria se convenció de que a pesar del inmenso dolor del secuestro y de la violencia, el conflicto se debe resolver por un medio que no sea la guerra.