Maxelén Boada de Pulido La viuda del teniente

El 20 de diciembre de 1999 Maxelén recibió por un noticiero de televisión la noticia de la muerte de su esposo, el teniente del Ejército Carlos Alberto Pulido Aguilar, como consecuencia de una incursión guerrillera en Valledupar.

Maxelén se casó con el Teniente Pulido el 18 de abril de 1977. Se conocían desde niños; vivían en el mismo barrio. A pesar de que el Teniente Carlos Alberto permanecía mucho tiempo lejos de Maxelén, por su carrera militar, los años que vivieron juntos fueron los mejores para ella. Vivían una permanente luna de miel. Cuando su esposo murió estaban esperando que le asignaran una vivienda oficial. El día nunca llegó.

El teniente Pulido estaba en una avanzada de un operativo contra las Farc. Pero los guerrilleros actuaron primero y minaron la zona por donde pasarían los soldados. Casi todos los militares que iban murieron casi al instante por las explosiones de las minas caseras y a los pocos que quedaron vivos, la guerrilla los remató.

Cuando mataron a su esposo Maxelén sintió que Dios la castigaba; se sintió defraudada y se alejó de él. Se puso en guerra con Dios, dijo. Supo que su “Nené” murió por una mina puesta por los guerrilleros, pero no sentía odio por ellos, sino por la guerra que se lo había llevado. Luego de eso se quedó sola. La soledad es muy dura, dice.

Cuando matan, el mayor daño se lo hacen a la gente que amaba ese ser que se va, dice Maxelén. Para ella, quienes matan no saben amar y no conocen la vida.
 

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