Las agricultoras generan más de la mitad de los alimentos, aportan a preservar la biodiversidad y garantizan la soberanía y seguridad alimentaria. Garantizar el empoderamiento de las mujeres rurales es fundamental para el bienestar de ellas, las familias y las comunidades, así como también para la productividad económica, dada su amplia presencia en la mano de obra agrícola mundial. En países en desarrollo, cerca del 43% de la mano de obra agrícola lo constituyen mujeres.
Sin embargo, se sabe que las agricultoras tienen menor acceso a la tierra que los hombres. Menos del 20% de los propietarios de tierras en el mundo son mujeres1. Ellas también tienen mayores limitaciones para acceder a insumos, semillas, crédito y servicios de extensión. En el estudio sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación de 2011, la FAO ha llamado la atención sobre cómo las diferencias de género en el acceso a la tierra y el crédito influyen en la capacidad relativa de las agricultoras y los agricultores y las personas emprendedoras para invertir, operar a escala, y beneficiarse de nuevas oportunidades económicas².
Crece la brecha de género en la agricultura La brecha de género en la productividad agrícola alcanza entre un 4% y el 40%, dependiendo del país y del alimento o cultivo comercial, según un estudio que realiza actualmente ONU Mujeres, el Banco Mundial y la Iniciativa sobre Pobreza y Medio Ambiente. Trabajadoras invisibles
Pese a lo anterior, en nuestros países el 40 por ciento de las mujeres rurales mayores de 15 años no tienen ingresos propios, aunque trabajan a diario y mucho. Este hecho es poco reconocido en las estadísticas oficiales, donde ellas son clasificadas como inactivas a pesar de que efectivamente sí trabajan5. La situación no es diferente en Colombia. Los estudios sobre mujeres rurales en nuestro país coinciden sobre la falta de valoración y reconocimiento al trabajo y al aporte que las mujeres realizan a la agricultura a pequeña escala y a la agricultura familiar, a sus familias y a la economía. Las características de esta actividad no se distinguen fácilmente entre el trabajo productivo y reproductivo que realizan las mujeres en el país6. La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, ha dicho que “es fundamental que las mujeres participen en las instituciones locales que administran los recursos naturales, a fin de garantizar una gestión sostenible de la tierra, el bosque y el agua, así como para generar resiliencia y planificación ante el cambio climático y formular estrategias de adaptación”.
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