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Análisis interseccional1  sobre la situación de las mujeres indígenas en Colombia

                                            “Construir una agenda continental que refleje la defensa de los derechos colectivos y
 Derechos Humanos de las mujeres indígenas y constituir 
la Coordinadora Continental de las Mujeres Indígenas de Abya Yala para defender la Madre Tierra; 
fortalecer las organizaciones, impulsar propuestas de formación política y 
generar espacios de intercambio de experiencias en distintos ámbitos: 
Económico, político, social cultural, entre otros".  
(Declaración I Cumbre Continental de Mujeres Indígenas de Abya Yala, 2009)
 
Artículo aportado por Carolina Tamayo Rojas. 
Politóloga, antropóloga con Maestría en Género y Diversidad.
 
Colombia es un país diverso, en el que coexisten diferentes culturas y etnicidades. En 2017 la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, registró la existencia de 1022 comunidades indígenas en el país. A esta cifra debe sumarse las comunidades afrodescendientes y Rom, así como los grupos poblacionales rurales, el campesinado y grupos urbanos y las poblaciones LGBT3, para entender la multiplicidad cultural, lingüistica, de clase, de orientación y de identidad de género4 que convive en el mismo territorio. Esto por supuesto, sin hablar de la diversidad de posiciones políticas que conforman el panorama actual de Colombia.
 
Las diferentes pertenencias étnicas, de clase y de género, posicionan a las personas en diferentes espacios sociales, que determinan las posibilidades de cada una de ellas para acceder a los recursos sociales, políticos y económicos del país. 
 
Este posicionamiento en las relaciones de poder dentro de un mismo territorio muestra a grupos poblacionales con mayores posibilidades de acceder de forma equitativa e igualitaria a estos recursos (como grupos urbanos pertenecientes a estratos sociales altos, con identidad de género hegemónicas5 y personas mestizas), mientras que otros grupos poblacionales son marginalizados y excluidos sistemáticamente de estos recursos (como grupos rurales, pertenecientes a estratos bajos, con identidades de género no hegemónicas y con identidades étnicas afro o indígenas). 
 
La marginalización sistemática de estas poblaciones imposibilita que tengan acceso a una educación superior, al sistema de salud, a la participación política, al ascenso social, entre otras. La desigualdad social y económica privilegia a pocos y condena a muchos. Es importante entonces resaltar que entre las poblaciones marginales son quizás las mujeres, las personas con identidades de género no hegemónicas y las personas en situación de discapacidad, las que más sufren de esta exclusión. 

Este artículo pretende entonces proponer un análisis interseccional a la posición de la mujer indígena. Es importante reconocer que en las mujeres indígenas al menos existen tres niveles de discriminación que confluyen y que las hacen un grupo más vulnerable a ser afectadas por violencia psicológica, emocional y económica. Estos tres niveles de discriminación que confluyen son la discriminación sexista por ser mujer, racista por ser indígena y clasista por pertenecer a un grupo poblacional históricamente empobrecido, dominado y consecuentemente excluído del acceso a los recursos del Estado colombiano. En efecto, conforman un grupo social en mayores condiciones de vulnerabilidad.

Las reuniones de las mujeres indígenas en Colombia promueven procesos de organización y empoderamiento en las que ellas se convierten en actoras políticas. Las resoluciones de estas reuniones6 son un ejemplo de la lucha que estas mujeres llevan a cabo contra los patrones sociales colonialistas y patriarcales que ellas consideran han sido interiorizadas, por los siglos de dominación colonial y eclesiástica dentro de los territorios indígenas. Ellas hablan sobre las consecuencias de la interiorización de estos patrones para la vida comunitaria. Sus demandas políticas son formuladas desde su identidad como mujeres y como indígenas. Es así como señalan la necesidad de luchar contra la neocolonización en sus territorios y la relación que esta tiene con el patriarcado7.

En la II Cumbre de Mujeres Indígenas de Abya Yala8 empieza a hablarse sobre la importancia de construir un feminismo comunitario o feminismo indígena comunitario. Éste propone formas colectivas y comunitarias de cuidado y protección de las mujeres indígenas. Es importante también resaltar que uno de sus grandes reclamos es que se le dé importancia y reconocimiento a su rol como constructoras de comunidad y protectoras de la cultura de cada comunidad indígena, ya que han sido actoras centrales de la resistencia milenaria de los pueblos indígenas, sobre todo por el mantenimiento de la lengua, el conocimiento sobre las hierbas, la tradición del tejer la historia de las comunidades, como parteras, solo por nombrar algunas. 
 
De igual manera, exigen representación en el sistema jurídico y en el gobierno local autónomo indígena de cada comunidad y mejores planes de salud que puedan acogerlas en sus necesidades individuales y colectivas como mujeres y como indígenas: 

“Tomar medidas efectivas para garantizar el acceso de las mujeres a la justicia propia; para mantener el equilibrio en nuestras organizaciones es necesario garantizar el ejercicio de alternancia entre hombres y mujeres, y nuestra participación en igualdad de condiciones; fortalecer los programas de educación propia, programas de mujeres, familia y jóvenes; adoptar medidas comunitarias que regulen el acceso a cargos de autoridad a miembros que tengan antecedentes de violencia contra las mujeres, las niñas y los niños, y en casos de alcoholismo y drogadicción, cuando estas prácticas no hayan sido sancionadas ni armonizadas por la comunidad; compromiso, unidad, solidaridad y coherencia con nuestra identidad y nuestro plan de vida; que todo esfuerzo de resistencia apunte al fortalecimiento del gran proyecto de resistencia del Abya Yala y la vida plena para todas y todos“ (Declaración de la II Cumbre Continental de Mujeres Indígenas de Abya Yala).

Es así como se hace importante reconocer la auto organización de las mujeres indígenas en Colombia en aras de transformar su situación de marginalización y tener acceso equitativo e igual a los recursos del Estado. En esta labor todas y todos los colombianos somos responsables de crear una Colombia más justa, donde podamos gozar de los mismos derechos y llevar una vida plena en comunidad.


Referencias 

Declaración de la II Cumbre Continental de Mujeres Indígenas de Abya Yala, 12 de Noviembre del 2013.
Kimberle Crenshaw (1991) Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence Against Women of Color.
 

Declaración de la II Cumbre Continental de Mujeres Indígenas del Abya Yala   Descargar AQUÍ

 
1 Kimberle Crenshaw (1991) Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence Against Women of Color donde la autora explica cómo el cruce de las diferentes categorías de discriminación (por razones de etnicidad, orientación sexual, identidad de género), posicionan las personas que viven la discriminación en una posición de opresión. Esta posición desigual se entiende como una situación en la que la persona que vive la discriminación tiene menores posibilidades de acceder a las mismas oportunidades políticas, económicas y sociales en la sociedad ubicándole así en una situación de marginalidad. 
2 http://www.onic.org.co/noticias/2-sin-categoria/1038-pueblos-indigenas, 10.09.2018, 14:18
3 LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero)
4 El género se entiende como un sistema que contiene un conjunto de ideas, representaciones, prácticas y prescripciones sociales que una cultura desarrolla desde la diferencia anatómica entre los cuerpos sexuados, para simbolizar y construir socialmente roles que se le adscriben a los diferentes cuerpos (lo masculino y lo femenino). Este sistema de géneros depende de cada contexto cultural e histórico. Occidente ha construido este sistema de género como algo natural al ser y como un sistema binario de clasificación opuesta entre masculino y femenino (Lamas 2000: 2)
5 En este sentido se refiere a identidades de género heterosexuales.
6 Ver anexo
7 Como forma sobre las que se regulan las relaciones sociales de género, la autoridad, la economía y el acceso al conocimiento: que se puede/debe conocer, quienes pueden y deben saber.
8  Abya Yala es el nombre dado al continente de América antes de la conquista, y utilizado por las comunidades indígenas para nombrar su territorio. Abya Yala se traduce como “Tierra de sangre”. Desde mitades del siglo XX, las comunidades indígenas recuperan y fortalecen este nombre, dentro de los espacios de autoorganización y en movimiento indígena de base.
 
Fotografía tomada de: http://opiac.org.co/mujeres-indigenas-resignificamos-el-liderazgo-desde-lo-propio/

 

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